viernes, 30 de diciembre de 2011

Balance de fin de año.



Se cuenta que los habitantes de Derinoi, una antigua tribu de la Amazonía, cada fin de año, cada uno de los miembros del clan acudía a la bruja que le correspondía a su familia, y procedía a contarle todo su año, luego ella decía un par de conjuros, tiraba algo muy similar a las cartas de hoy en día, luego sacaba una carta por cada mes del año que se iba a iniciar, para leer en ellas el futuro. Los presagios que entregaba la vieja hechicera nunca eran acertados, cuando el que acudía a ella, mentía en su relato del año anterior. Hoy por hoy, los habitantes de Derinoi, ya no acuden donde esas viejas hechiceras para conocer su futuro, ahora en cada fin de año, hacen para si mismos un relato de todo su año, pues ya se dieron cuenta, que las claves para conocer el futuro se encuentran siempre en el pasado, y que no es necesario recurrir a hechizos para conocerlo, basta con saber echar la vista atrás.

Pues bien, a la vieja usanza de los habitantes de Derinoi, comencemos: A veces me pasa que me siento que “No reconozco a ese tipo que mira asustado por el espejo de las escaleras mecánicas”, pero supongo que es normal. Todos hemos crecido, algunos han emprendido el vuelo más alto que otros, pero algo es claro: Ya no somos los mismos, y nunca lo volveremos a ser, pero está bien que así sea, de eso se trata la vida.

Este año ha sido un más bien complejo, convulso, turbulento, en fin. Y por ser así, no podía terminar de otra forma. Hace bastantes meses mi amiga Fernanda me dijo que sería así, que sería un año complicado, lleno de retos y desafíos, pero que en la cuenta final, sería un buen año muy a pesar de todo.

En uno de mis regalos de navidad leí: “El remordimiento, y en ello coinciden todos los moralistas, es un sentimiento sumamente indeseable. Si has obrado mal, arrepiéntete, enmienda tus yerros en lo posible y esfuérzate por comportarte mejor la próxima vez. Pero en ningún caso debes llevar a cabo una morosa meditación sobre tus faltas. Revolcarse en el fango no es la mejor manera de limpiarse.” Y es cierto, no debemos hacer mella de nosotros mismos, reconocer nuestros errores no implica autodestruirnos por ellos, no somos perfectos, y no podemos juzgarnos por no serlo.

Hoy al finalizar el año, creo que me logro sentir como en una comarca en paz, creo que la mayoría de mis desudas ya están saldadas (o prefiero creer que es así), me gusta que así sea. Como dicen unas viejas líneas que leí alguna vez: “Un hombre con deudas es lo mismo que un hombre asustado. Termina trabajando para otros”. No es conveniente tener muchas deudas, es mejor ir pagando los pecados rapidito, uno a uno.

A pesar de sentir eso, parecido a la paz no creo tener las respuestas necesarias, y tal vez esa sea la magia, porque como decía Benedetti: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas / de pronto, cambiaron todas las preguntas”. Pero tal vez en eso consista todo, y tal vez nunca consigamos esas certezas que buscamos en alguna noche de desvelo, aburridos de discutir con la almohada, en esas noches donde lo único que pedimos es una tregua a nuestra hermana duda. Pero que no dure más de una noche, o tal vez dos. Que aprendamos a vivir en el ejercicio de la duda, que podamos prescindir de la canalla seguridad, pues en ella nada florece, no hay búsqueda ni descubrimiento, serán siempre las dudas, las preguntas y las inseguridades las que nos movilicen (y vuelvo a citar a mi querido Benedetti), que podamos vivir “seguros sin seguro, serenos en nuestra confianza”.

Este año he comprendido que las respuestas no llegan cuando uno las necesita, que por el buscar respuesta no implica necesariamente encontrarlas, y que a veces la única respuesta posible, es esperar a que llegue sola, siesque llega, si no nos aburrimos antes de esperarla. Aprendí también el valor liberador de la verdad. Cuando uno se es sincero, y es sincero con los demás, uno se siente más libre, más liviano.

Siempre existirán versos o fragmentos que traen retazos de otro tiempo, ya no somos papeles en blancos, en los que se escribe por primera vez, como dicen unos versos de Omar Lara: “Cada pájaro trae en su ala / Pedazos de un cielo lejano”. Y debemos acostumbrarnos a llevar el pasado con nosotros. Los recuerdos serán siempre nuestro tesoro, es lo único que tenemos. Que nada nos haga nunca comulgar con el nihilismo y con el olvido, desterremos al olvido, no le demos cabida. Comulgar con esos malos compañeros es renegar lo que hemos sido, lo que hemos aprendido. Como dice Sabina “la vida se hace de escombros, de rescoldos y de cenizas que siguen ardiendo”. Y supongo que tiene razón.

De alguien aprendí hace muy poco que cuando estamos en situaciones o momentos que nos agobian siempre podremos recurrir a esos momentos en que fuimos felices, y recordar que fuimos capaces de tocar esos cielos, hará que nos sintamos menos solos, y así la amargura se irá escapando de a poco, se irá muriendo de frio.

No dejaré de echar siempre mano a mi optimismo y a mi buena fe, que la vida así tiene un gustito más dulce. Me gusta pensar que las mejores cosas siempre están por llegar, que están en el porvenir, y que serán de aquellos que se atrevan a ir en su búsqueda. Así, renovado, como recién saliendo de un solsticio, con nuevos retos por enfrentar, con nueva gente que conocer, con nuevas sensaciones que vivir, con nuevas cosas que descubrir, o otras muchas nuevas búsquedas por iniciar, así quiero partir este nuevo año que está pronto a empezar, y quiero que Dios esté siempre acompañándome y protegiéndome. Y como me dijo una personita hace muy poco “Lo mejor está siempre por venir”, que así sea.

jueves, 29 de diciembre de 2011



Extraño el mar, pero el mar de veras, ese que te deja conjuros en los tobillos y en el corazón..


"De vez en cuando la vida toma conmigo café y está tan bonita que da gusto verla. Se suelta el pelo y me invita a salir con ella a escena."

J. M. Serrat

lunes, 26 de diciembre de 2011



El tiempo, como las oportunidades, solos ocurren una vez, y hay que aprovecharlas.
No sería bueno, mirara para atrás un día, y darnos cuenta que perdimos de disfrutar lo que teníamos, solo por los empeños en conseguir lo que nos faltaba.

Palabras claves: Aprovechar y disfrutar.

**Fotos de las Tulipas de Concepción. Debo decir que es la primera vez que las encuentro lindas, y por hoy me dan la impresión, de ser precisas para posibilitar uno de esos encuentro casuales, que nos dejan sonriendo por un buen rato.

domingo, 25 de diciembre de 2011



Es una buena estrategia; tiene razón. Cuando estamos en un presente, o en alguna situación que nos agobia, es siempre bueno recordar esos momentos en los que fuimos felices. Y recordarlos con una sonrisa (:
Gracias, hoy he aprendido algo (:

sábado, 24 de diciembre de 2011

Bendita Melancolía!


“La melancolia es un color que no es demasiado desagradable, la melancolía es un territorio donde caen las canciones, es una caída de la tarde, es una pareja que está perdiendo la pasión, son unas canas que aparecen, es el territorio de la poesía. No le tengo el menor miedo la melancolía, vivo ahí desde hace mucho tiempo.

Si uno está muy alegre o muy triste de ahí no crece casi nada poético. Si uno está muy contento tiene que ir a dar saltos al parque, y si uno está muy enamorado echa polvo tras polvo… pero la melancolía es el sentimiento húmedo con el que nacen versos en la cabeza”

Joaquín Sabina

"Y, a veces, me siento como el muchacho que grita tu nombre al otro lado de la calle. Más allá de los coches, tú, recorres la otra acera, con tu mirada de cerezo y niña perdida. El tránsito, el estrépito de una ciudad efervescente devora la voz del muchacho y sigues tu camino de nieve camino a donde todo termina. Sin oír su grito, sin ver su rostro."

I. Serrano.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Fin de año



Se cuenta que los habitantes de Derinoi, una antigua tribu de la Amazonía, cada fin de año, cada uno de los miembros del clan acudía a la bruja que le correspondía a su familia, y procedía a contarle todo su año, luego ella decía un par de conjuros, tiraba algo muy similar a las cartas de hoy en día, luego sacaba una carta por cada mes del año que se iba a iniciar, para leer en ellas el futuro. Los presagios que entregaba la vieja hechicera nunca eran acertados, cuando el que acudía a ella, mentía en su relato del año anterior. Hoy por hoy, los habitantes de Derinoi, ya no acuden donde esas viejas hechiceras para conocer su futuro, ahora en cada fin de año, hacen para si mismos un relato de todo su año, pues ya se dieron cuenta, que las claves para conocer el futuro se encuentran siempre en el pasado, y que no es necesario recurrir a hechizos para conocerlo, basta con saber echar la vista atrás.